LA PETICION DE MI NIETA
Mi nieta con simpatía,
apoyándose en su abuela
me dijo que debería
hacer una poesía
refiriéndome a la escuela.
“Eso ya pasó a la historia,
-le dije- cariño mío,
¿tú no comprendes Victoria
que ya no está mi memoria
para lo que me has pedío?”
Pues si estoy desmemoriao
por tantos años encima,
ya no me siento inspirao
y hay que estar muy concentrao
para que encaje la rima.
Abuelo , tu impedimento
no es para mi suficiente.
Yo sé que tienes talento
no me vengas con el cuento
de que te falla la mente.
“Eso es una bobada
y perdóname que insista.
La celebraré encantada
porque será una pasada
ponerla en nuestra revista”.
Con tanta fe la pedía
que al fin le di la razón,
y esta quedó prometía
porque con su simpatía
se me ablandó el corazón.
Y me vino al pensamiento
mi infancia tan desgraciada.
Me agobiaba el sentimiento,
no sabéis cuanto lamento
el no aprender casi nada.
No pude ser atendio
por los que educan y enseñan,
descalzo con hambre y frío,
Dios sabe lo que he sufrío
trayendo del monte leña.
Cuando yo era adolescente
solo había calamidades.
Ahora es todo diferente;
para que se nos oriente
hay muchas facilidades.
Hasta muchos jubilados
reciben clases de balde.
Todos están muy animaos
porque son privilegiaos;
tal vez demasiado tarde.
Y esa estupenda armonía
de alumnos y profesores
que viven con alegría,
antes la desearían
y hoy la envidian los mayores.
Son cariñosos y amables.
Todo sería mas completo
si no hubiera indeseables
que se les cruzan los cables
y les pierden el respeto.
Eso ocurre muy frecuente
en este mundo de locos,
pero afortunadamente,
refiriéndome al presente
aquí tenemos muy pocos.
Yo con muy buena intención
me despido celebrando
a toda esa profesión,
que merece una ovación
lo que están desarrollando.
Andrés Gámez Moreno
Mi nieta con simpatía,
apoyándose en su abuela
me dijo que debería
hacer una poesía
refiriéndome a la escuela.
“Eso ya pasó a la historia,
-le dije- cariño mío,
¿tú no comprendes Victoria
que ya no está mi memoria
para lo que me has pedío?”
Pues si estoy desmemoriao
por tantos años encima,
ya no me siento inspirao
y hay que estar muy concentrao
para que encaje la rima.
Abuelo , tu impedimento
no es para mi suficiente.
Yo sé que tienes talento
no me vengas con el cuento
de que te falla la mente.
“Eso es una bobada
y perdóname que insista.
La celebraré encantada
porque será una pasada
ponerla en nuestra revista”.
Con tanta fe la pedía
que al fin le di la razón,
y esta quedó prometía
porque con su simpatía
se me ablandó el corazón.
Y me vino al pensamiento
mi infancia tan desgraciada.
Me agobiaba el sentimiento,
no sabéis cuanto lamento
el no aprender casi nada.
No pude ser atendio
por los que educan y enseñan,
descalzo con hambre y frío,
Dios sabe lo que he sufrío
trayendo del monte leña.
Cuando yo era adolescente
solo había calamidades.
Ahora es todo diferente;
para que se nos oriente
hay muchas facilidades.
Hasta muchos jubilados
reciben clases de balde.
Todos están muy animaos
porque son privilegiaos;
tal vez demasiado tarde.
Y esa estupenda armonía
de alumnos y profesores
que viven con alegría,
antes la desearían
y hoy la envidian los mayores.
Son cariñosos y amables.
Todo sería mas completo
si no hubiera indeseables
que se les cruzan los cables
y les pierden el respeto.
Eso ocurre muy frecuente
en este mundo de locos,
pero afortunadamente,
refiriéndome al presente
aquí tenemos muy pocos.
Yo con muy buena intención
me despido celebrando
a toda esa profesión,
que merece una ovación
lo que están desarrollando.
Andrés Gámez Moreno
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